viernes, 8 de agosto de 2014

DÍA 14: MACHU PICCHU

De nuevo con Wi-Fi, retomamos nuestro diario. Han sido dos días sin parar, ya estamos de nuevo en Cuzco. Pasamos a relatar lo que ha sido nuestra experiencia en Machu Picchu, junto con otros datos de interés sobre el impresionante conjunto histórico de Machu Picchu. Como dijimos en nuestra entrada de ayer, queríamos madrugar para poder ver la puesta de sol en esta "Maravilla del Mundo" pues todas las personas nos habían sugerido hacerlo. Así que a las 4.15 am sincronizamos nuestros relojes para levantarnos, una ducha rápida y a las 5 am estábamos en la cola, larguísima, para tomar el primer bus a la ciudad Inka. Allí empezó a llover, y tuvimos que protegernos rápidamente con un chubasquero. La niebla era densa y anticipaba una visita complicada. Dos horas más tarde estábamos en la entrada del Monumento. El bus que sube por la ladera se demora una media hora. Entramos con nuestra entrada, o boleto como dicen aquí, al monumento y estuvimos paseando brevemente hasta las 8 am, hora en que habíamos quedado con César, nuestro guía, y otros veinte turistas de Perú, Chile, Argentina, Brasil,etc. Hay numerosos guías que ofrecen sus servicios a los miles de turistas provenientes de todo el mundo, en este momento, especialmente europeos por coincidir con una época de vacaciones y verano. Al entrar se confirmaron nuestras expectativas: lluvia y niebla, apenas se vislumbraba la ciudad y era imposible ver el Wayna Picchu, el "pico joven" que se encuentra detrás de la ciudad. Comenzamos la visita con nuestro guía, hay que decir que las explicaciones fueron muy interesantes. Resumimos aquí parte de lo oído y visto, por si alguna vez os animáis a visitarlo: La ciudad inka de Machu Picchu se ubica en el distrito de Machu Picchu, provincia de Urubamba; a 112 km al noroeste de la ciudad de Cusco. La altitud promedio es de 2453 m.s.n.m. en la plaza sagrada junto a los templos principales. El nivel ecológico es ceja de selva, presenta dos estaciones marcadas, una seca de abril a octubre (aunque para nosotros no lo fue tanto) y otra lluviosa, con nubosidad, de noviembre a marzo. La temperatura promedio es relativamente estable, siendo la mínima anual de 6C y la máxima de 21C. Geológicamente, esta ciudad inka forma parte del Batolito de Vilcabamba, compuesto por rocas intrusivas con aproximadamente 250 millones de años. La roca más extensa y abundante es el granito gris blanco, compuesto de cuarzo, feldespato y mica; este excelente material, por su composición química y por su estructura, fue utilizado por los inkas para construir esta ciudad. Según nos decía el guía, numerosos turistas venían a tocar las piedras más grandes pues creen que desprenden energía positiva y absorben la negativa. Machupicchu no se menciona en ninguna de las crónicas de los conquistadores españoles, por lo que se cree que no llegaron a conocer la ciudad. No obstante, sí se encontraron algunos cascos y armaduras de la infantería española en el entorno, probablemente como trofeos de guerra obtenidos por los inkas en alguna batalla. En 1874, por encargo del gobierno peruano, el cartógrafo alemán German Gohring, hizo un mapeo de la región, empleando las denominaciones de Machu Picchu y Wayna Picchu. Agustín Lizarraga, durante sus exploraciones en busca de tierras agrícolas en 1902, llegó a la ciudad Inka, estableciéndose en dicha ciudad a partir de la fecha. A comienzos del siglo XX, el profesor norteamericano Hiram Bingham, estudioso del itinerario y de las rutas libertarias de Simón Bolívar en Sudamérica, toma interés por la cultura inka, iniciando su recorrido desde la ciudad de Cusco, acompañado por el sargento de policía Carrasco, como su traductor. Atraviesa el Valle Sagrado llegando a Mandorpampa, donde conoce a Melchor Arteaga, quien les indica que, en las alturas de la montaña de enfrente existen "ruinas" de una ciudad. El profesor de historia sudamericana de la Universidad de Yale piensa que debe tratarse de la fortaleza de Inca Manco en Vilcabamba, a donde se replegó el Inka tras perder Ollantataytambo; pero se equivocaba. Comenzaron el ascenso con suma dificultad y después de una larga caminata montaña arriba encuentran dos familias, la de Anacleto Álvarez y Toribio Richarte, quienes vivían allí y trabajaban la tierra de algunos andenes de la parte baja al oeste de la ciudad; pero fue un niño, Pablo, hijo de una de estas familias, quien les guía y conduce hasta los restos arqueológicos. Arribaron primero a la "Tumba real", luego al "Templo principal" y al "Templo de las Tres Ventanas. A este día, 24 de julio de 1911, se atribuye el descubrimiento científico de Machu Picchu. A esta montaña, los campesinos del lugar ya la conocían como Machupicchu, que quiere decir "montaña vieja". Bingham la bautizó como "la ciudad perdida de los inkas". Un año más tarde realiza una nueva expedición acompañado de especialistas en osteología, ciencias naturales, excavaciones, topografía y asistentes para explorar, deforestar (pues la vegetación era tan frondosa que apenas se veía la ciudad a lo lejos) y realizar investigaciones arqueológicas; trabajos que fueron auspiciados por la Universidad de Yale y la National Geographic Society. Fue entonces cuando descubrió parte de las ruinas del llamado Camino Inca, que tantas personas recorren actualmente durante cuatro días para llegar a la ciudad (46 km), dentro de las actividades turísticas que oferta la región. A lo largo de sus viajes, Bingham se llevó a EEUU miles de objetos, lo cual ha provocado una contienda por su devolución a Perú. En diciembre de 1983, Machupicchu fue declarado por la UNESCO como "Sitio Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad". Pese a los resultados de estudios más recientes, el conocimiento sobre Machu Picchu sigue siendo fragmentado. Incluso hoy los arqueólogos se ven obligados a apoyarse en la especulación y en sólidas conjeturas en relación con su función. Una teoría reciente sugiere que el lugar era un retiro real para el Inka o un Palacio Rural abandonado en tiempos de la conquista. El director del yacimiento cree que era una ciudad, un centro religioso, político y administrativo. Su ubicación, y el hecho de que se hayan descubierto al menos ocho rutas de acceso, sugiere que era un nexo comercial entre la Amazonía y el altiplano. El Inka dominaba la montaña pero no la selva, por eso servía para intercambio comercial con otras tribus y para seguir avanzando en su dominio. Por la excepcional calidad de la piedra labrada y la riqueza de su trabajo ornamental, parece claro que la ciudad fue en su día un importante centro ceremonial. A medida que nuestra visita continuaba pudimos ver la cabaña del guardián de la roca funeraria, los dieciséis baños ceremoniales, el templo del sol, la Tumba Real, la plaza sagrada, el templo de las tres ventanas, la casa del sacerdote supremo, el intihuatana ("amarradero del sol"), la plaza central, el templo del cóndor, etc. Después de dos horas y media de visita guiada salimos velozmente hacia el cerro Machupicchu. Allí caminamos durante algo más de media hora, pero no logramos coronarlo. Sin embargo, pudimos ver parte del Camino Inka hasta Wiñay Huayna y unas vistas inmejorables de todo el yacimiento y la ciudad. Disfrutamos del paisaje y de un rico bocata de jamón. Jamón que Enrique había traído directamente desde España, no podíamos haber escogido mejor sitio para abrir el envase. A la bajada nos quedó tiempo para tomar fotos y repasar algunos lugares. Afortunadamente para entonces lucía un sol espléndido que nos permitió obtener instantáneas preciosas. A las tres de la tarde salíamos de la ciudad destino Aguas Calientes. De nuevo, cola de una hora para tomar el bus y, finalmente, a las cinco de la tarde aproximadamente estábamos en el hostal. Otro año bajaremos por el camino que existe para peregrinos. A las 18.30 tomamos un tren a Ollantaytambo y allí un bus nos recogió para llegar a Cusco sobre las 22.30, agotados pero encantados e impresionados por la visita.

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